Vuelves a estar en mi cama,
a escasos centímetros de mí,
y soy plenamente consciente
de cuánto he echado de menos
tenerte y sentirte tan cerca,
después de todo este tiempo sin verte.
Me asombra ver cómo mis manos
no pueden dejar de acariciarte
y recorrer todo tu cuerpo lentamente,
cómo si de algún modo necesitasen
hablarte en el lenguaje de las caricias
y mostrarte el amor que siento por ti.