“Cómo es adentro, es afuera”, dice el principio de correspondencia. O dicho en otras palabras: lo que vemos en el exterior es un reflejo de nuestro interior.
Este reflejo constante que encontramos en los demás puede ser una herramienta muy útil para conocernos más a nosotros mismos. Vernos en los espejos de los demás nos permite conocer partes de nosotros que quizá desconocemos (o no queremos ver).
Cuando el comportamiento de una persona nos saca de nuestras casillas, ahí hay algo a lo que prestar atención e indagar. Si te altera (del modo que sea) es que te está dando una oportunidad para crecer y hay algo que sanar. Porque si nos toca bien adentro es que nos está mostrando que hay algo en nosotros que quiere ver la luz y salir de la oscuridad.
¿Cuántas veces hemos escuchado a una voz dentro de nosotros que nos decía: “yo no soy así”, “yo esto nunca lo haría”; y al cabo de poco nos hemos encontrado con que “sí nos estamos comportando así” o “sí lo estamos haciendo”, quizá en otro contexto o circunstancia?
Nuestra mente se (des)identifica en etiquetas de “yo soy X”, “yo no soy Y”, “yo soy Z”. Cuando en realidad, yo soy todo el abecedario. Todo. Yo soy de la A-Z. Lo soy todo. Soy directa e indirecta a la vez. Soy introvertida y extrovertida. Soy conciliadora y provocadora. Soy calma y soy tormenta. Lo soy todo.
Este reflejo también se puede leer desde otra narrativa y con otras gafas. Hay personas que no hacen el ejercicio de mirarse dentro y proyectan lo que sienten hacia afuera, al tun tun. Es importante saber cuando alguien está proyectando su neura en ti y hasta qué punto tu te ves en su reflejo o es algo suyo.
Y, a la inversa. Ser conscientes de lo que estamos proyectando afuera, en los demás. Todos nuestros toc-toc, nuestras ansias de que las cosas se hagan a nuestra manera, a qué yo tengo razón y los demás están equivocados, a que yo soy el personaje bueno de la película… Ojo, con dejarnos llevar por esta narrativa.
Siempre tenemos a nuestro alcance la opción de darle la vuelta a la situación y aprovechar la oportunidad para trabajar en lo que vemos a través del reflejo.