Te he vuelto a dejar ir
y, esta vez, lo siento distinto a las otras veces.
Es como si hubiese aprovechado también
para despedirme de esa parte de mi:
que (cree que) te necesita,
que (siempre) te busca,
que (tanto) te adora,
que (cada día) te piensa.
Y me veo en el espejo
más ligera de equipaje
y sintiendo que es aquí
cuando nuestros caminos se separan.
Tengo la sensación de que ya nos hemos dado
todo lo que teníamos que vivir,
y ha llegado el momento de seguir haciendo camino
y quedarnos con todo lo que hemos aprendido.
No siento que sea una despedida
ni quiero decirte adiós,
sino más bien quiero darte las gracias
y desearte que tengas un buen camino.